Por Mauro
Libi. Cada vez es más frecuente escuchar cómo han ido creciendo las ideas
de iniciativa empresarial. El
incremento de la información sobre los temas de emprendimiento han inyectado
entusiasmo a muchas personas que se habían resistido a la idea de emprender
porque consideran que es ser empresario es un asunto espinoso, difícil y desalentador.
Aquellas
personas que realmente se siente atraídas por la idea de emprender un negocio,
deben contar con una actitud persistente, imaginarse, como dicen muchos que
crear un negocio es como una especie de gran maratón, con dificultades y retos
diarios, para lo cual se necesita una gran dosis de resistencia. Los fundadores
inevitablemente se topan con el fracaso todos los días. Aunque algunas ideas
funcionan, es más frecuente que no lo hagan. Lo intentas, fracasas y lo vuelves
a intentar.
Los empresarios
suelen no tener horarios, sino que por lo general trabajan muchas horas a
la semana en la fase de lanzamiento y por lo general, siendo cabeza de un
negocio hay que trabajar días o noches si se requiere para solventar problemas.
La
personalidad de los empresarios debe incluir una capacidad de adaptarse rápidamente
a su entorno. Tiene una forma de actuar rápida e inteligente que les permite
resolver problemas imprevistos, los cambios del mercado y de la demanda.
Los emprendedores exitosos están dispuestos
a probar diferentes enfoques cuando algo no funciona, sabe esquivar, evadir o
agacharse para librarse de las balas metafóricas del ámbito empresarial,
mientras se mantienen bien enfocados.
Los emprendedores son, sobre todo, personas
que corren riesgos. Están dispuestos a dejar atrás un trabajo que ofrece un
buen salario y beneficios a cambio de dedicarse a su idea o negocio.
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