Por Mauro Libi.- Ser proactivo, es
una de estas palabras que se esté poniendo de moda en el ambiente laboral. Es la actitud de
tomar control sobre nuestra conducta, tomando la iniciativa para las acciones y
haciendo respetar ante todo la libre elección de las mismas, y asumiendo la
responsabilidad y las consecuencias que se desprendan de ello.
Ya
los empleadores incluyeron este término en las búsquedas de personal, como
manera de expresar el tipo de persona que les es de utilidad y conveniencia.
Para ser proactivos debemos tomar la decisión de
ser más asertivos, arriesgados aunque cautelosos, respetuosos; y debemos tomar
la responsabilidad por nuestras acciones y conductas, siempre tendientes a una
meta beneficiosa para el trabajo que estemos realizando.
Esto
implica saber poner cada cosa en su lugar. Aunque la familia es una prioridad
absoluta, la proactividad también incluye saber
diferenciar la vida familiar y personal de la vida laboral. Cuando estemos en la oficina,
internalicemos las tareas por cumplir, en lugar de estar pensando en las cosas
que quedaron sin hacer en casa.
Otra
manera de lograrlo es pensar
a largo plazo; otra manera de ser proactivos es por ejemplo sí tenemos que
realizar una tarea asignada y resulta difícil o muy exigente podemos compartir
esta inquietud con nuestro jefe, pero a la vez proponiendo alguna mejora sobre
la misma. De lo contrario, sólo estaremos quejándonos.
El
trato y la cordialidad son muy importantes en la proactividad. Debemos
siempre estar de buen humor y con respeto hacia los demás. Después de todo,
esta cordialidad será sumamente beneficiosa para la salud mental. Evitemos hacer
comentarios, los chismes de oficina y todo aquello que no sea relevante porque
estamos en una oficina para cumplir un trabajo: la socialización está
estrechamente con la relación laboral, pero no debe ser el objetivo primario en
el puesto de trabajo.
La
innovación y la creatividad son sellos distintivos de la proactividad.
Cuando estemos realizando labores, pensemos en maneras más eficientes de
hacerlas. Si se nos ocurren ideas nuevas ocurren, pongámoslas en práctica,
pasémoslas por escrito o conversemos con nuestro superior. Estas maneras
eficientes reducirán el tiempo de trabajo, logrando más y mejores objetivos. No
debemos desanimarnos sino alcanzamos logramos ser proactivos inmediatamente,
solo hay que estar atento cuando nos llegue la inspiración. La persona
proactiva no es un soñador idealista, sino que es un trabajador constante, que
suele ver las cosas desde otro punto de vista.
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