lunes, 15 de mayo de 2017

Mauro Libi: Guía para determinar la compatibilidad con su cliente





Para todo empresario o emprendedor el entablar buenas relaciones con los clientes es lo ideal, pues ello supone el llegar a acuerdos, ventas, más ingresos. Sin embargo, no siempre las cosas funcionan de este modo y la relación organización-cliente simplemente no funciona.

Sí, lamentablemente el contacto con clientes no siempre termina con la firma de un contrato o la concreción en una venta.

Sucede que no todos los clientes son los idóneos para una empresa pues, hay que aceptarlo, hay casos que son un verdadero caos. No siempre cumplen con los requisitos o con el perfil para considerarlos como clientes viables. De hecho hay estudios que estiman que solamente 50 por ciento de los clientes potenciales buscan lo que la empresa puede ofrecerles.

Entonces lo que cabe es preguntarse cómo saber si la relación con un cliente potencial es pertinente o no y por ello en esta entrega le ofrecemos una guía que esperemos pueda serle de utilidad.

1. Establecer si entre la organización y el cliente hay compatibilidad técnica.

Es necesario saber si la organización puede cumplir con los requisitos técnicos del proyecto. Lo que el cliente busca debe coincidir con lo que la empresa ofrece, pues ni modo que el uno quiera caramelos y el otro ofrezca chocolate. Hay que establecer si lo que el cliente solicita se ajusta a los servicios técnicos de la empresa.

En algunas ocasiones, si la naturaleza y envergadura de un negocio lo amerita, se pueden hacer acondicionamientos técnicos y adaptaciones para ajustarse a las exigencias de lo que cliente requiere, pero esto será una decisión muy importante a tomar. Hay que determinar si vale la pena que hacer cambios de consideración, si el negocio y el cliente lo merecen.

2. Establecer la conveniencia de incorporar el cliente al portafolio de la empresa.

Hay que ponderar muy bien cuán conveniente es incorporar un cliente al portafolio de la empresa si este no se adapta en nada a la naturaleza y perfil de la organización. Es preciso establecer si con esto no se le estaría enviando un mensaje errado al resto de la clientela. 

Hay que ver si el cliente representa a una marca importante, tanto que su incorporación a la cartera empresarial puede aportar prestigio o algún otro valor a la empresa. ¿Vale realmente la pena diversificarse con la entrada de este cliente?

3. Determinar si el proyecto que plantea el cliente se ajusta a los tiempos de la empresa.

Hay que saber si la firma de un contrato con un cliente realmente se corresponde con las pautas de trabajo de la empresa. ¿Se ajustan los requerimientos y las fechas exigidas a los plazos y a los procedimientos de la organización? ¿No se están trastocando sobremanera los procesos de su organización? 

4. Precisar si hay correspondencia con el presupuesto estimado.

No hay que dejar de lado el tema presupuestario, pues es importantísimo saber si el cliente cuenta con los medios suficientes para trabajar con su empresa.

5. ¿Existe compatibilidad cultural?

Esto es importante, pues su empresa y el cliente deben moverse juntos y hay que establecer si tienen compatibilidad a nivel cultural. De esto depende que haya una buena comunicación entre las partes, debe haber identificación.



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