Más
allá de las definiciones formales que pudiesen existir, hoy muchos nos preguntamos:
cuál es la diferencia entre estas dos palabras, sobre todo la primera. De
varias opiniones que hemos leído y escuchado, nos quedamos con la siguiente: el empresario es aquella persona que busca tener un autoempleo y al mismo tiempo un negocio rentable que
genere empleos. Pero el emprendedor es ese individuo
que desde nuestro propio campo de acción intentamos cambiar el mundo
o, al menos, cambiar la manera de hacer las cosas.
Muchas
personas tenemos la inquietud de formar nuestra propia empresa, pero no todas
llevamos el sueño a la realidad; anteriormente se decía que valía más ser
empleado y tener un ingreso asegurado mensualmente y una pensión en la vejez
que arriesgarse a tener un negocio propio que puede dejarnos ganancias o no.
Sin embargo, las reglas cambian y el mundo también; y en la actualidad, hay
mercados cambiantes, industrias enteras han desaparecido y abierto camino a
otras, con nuevas oportunidades de negocio ya seamos empresarios o
emprendedores.
Para ser empresario
o emprendedor debemos aprovechar las oportunidades y tomar las riendas de
nuestro destino; no basta con abrir un negocio para sacar los gastos mensuales.
Para ser exitosos debemos contar con un proyecto viable, contar con las
habilidades y aptitudes para concretarlo y dirigirlo hacia el éxito.
Mencionas
dos aspectos fundamentales que nos describen ese fascinante interés por ser
emprendedores o empresarios:
El cambio cultural
En cualquier
decisión que asumamos lo más complicado es el cambio. Hay una resistencia
natural a él. Es cierto que
la única constante es el cambio. Simple y sencillamente
es la ley de la evolución. Y de todos los cambios que podemos pensar, el más
difícil de lograr es el cambio cultural, porque está metido hasta nuestras
raíces y cuestiona nuestro interior, las costumbres y hábitos.
En
pocas palabras, nuestros aparentes límites. Antes que pensar en complicados
modelos de innovación, los venezolanos debemos entender que mientras no adoptemos mejores hábitos culturales cotidianos, no habrá
metodología que nos permita avanzar con pasos sólidos hacia el desarrollo.
Verdad, clientes y responsabilidad social
Es
el momento de la verdad que estábamos esperando, donde decir la verdad siempre
nos permite enfrentar de mejor manera esos momentos de la verdad con nuestros
clientes, con las personas interesadas en nuestro trabajo.
Ya
sea como emprendedores o empresarios estamos obligados a saber que la responsabilidad social se inicia con la comprensión total del impacto
de nuestros actos.
Comienza con la sencilla idea de la decencia hacia nuestros empleados, y con el
respeto absoluto hacia nuestros consumidores, clientes o usuarios. Es el simple
entendimiento de que una empresa debe buscar la justicia hacia dentro y hacia
fuera de ella para asegurar una permanencia en el largo plazo con personas
fieles tanto a la organización como a sus productos.
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