Mauro Libi: Emprendimiento en tiempo de crisis

Los últimos tiempos han sido difíciles en todos los órdenes y ni hablar del ámbito económico donde desde varios años se experimenta una crisis global. Sin embargo, ante las dificultades no pueden bajar la Santamaría e irse a otro lado, sino que debe hacerle frente y trabajar con tesón para superarla.

Sobre todo en aquellos países que afrontan grandes dificultades el emprender es un reto, un desafío que cientos de ciudadanos tratan acometer a como dé lugar. 

Pero aunque parezca un contrasentido, el espíritu emprendedor parece encenderse cuando se está en medio de escenarios conflictivos y caóticos, la llama se aviva y la creatividad y la innovación se incrementan con el fin de navegar contracorriente, sortear los problemas y coronar el éxito allí donde todos creen que nada es posible.

Las economías en debacle parecen ser estimulantes para quienes se dejan dominar por el referido espíritu emprendedor, los motiva y los lleva a vivir la aventura de hacer realidad el emprendimiento con el que sueñan.

Y es que para emprender en tiempos de crisis lo único que parece hacer falta es tener una gran idea, un gran sueño y muchísimas ganas de luchar hasta hacerlo realidad. Los emprendimientos se convierten en oportunidades y esperanza en sociedades que están sumidas en el caos. Los emprendimientos ofrecen empleo donde no hay empleo, crecen conde es imposible el desarrollo, los emprendimientos son, nos atrevemos a decirlo, la gran solución de las crisis.

Los emprendimientos se caracterizan por el optimismo de quienes son sus líderes, sin que esto signifique que se trata de gente inconsciente que vive en las nubes y se niega a admitir la realidad. El emprendedor, por el contrario, es alguien con una consciencia suprema de las circunstancias que le toca enfrentar, sólo que se niega a sucumbir y aprende a ver oportunidades donde todos ven un desastre. 

La crisis es un motor para los emprendedores, un impulso y hasta un motivo y razón para emprender. Parece mentira que los emprendimientos se incrementan en estos escenarios de conflicto y llenos de adversidades.

La crisis agudiza el ingenio, la creatividad y la capacidad innovadora, tres elementos que juntos pueden ser explosivos y de una gran capacidad transformadora.

El emprendimiento y la crisis van de la mano, en virtud de que incrementa en grado sumo el sentido de supervivencia. Eso sí, es indispensable que el emprendedor se revista de una coraza protectora en contra del pesimismo y negatividad que impera en la sociedades en tiempos de crisis. Son muchas las voces agoreras que presagiarán el fracaso, pero el emprendedor debe erguirse ante ellas y sobrepasarlas.

El emprendedor en los países devastados por las crisis debe realizar un análisis minucioso del mercado, del entorno y de la competencia para poner en funcionamiento la idea de negocio que se proponga para encuadrarla dentro de un plan de negocio. Hay que determinar los recursos con que se cuenta para entonces adaptar la idea a esa realidad, a lo disponible. Se impone adaptarse a las circunstancias y ese es tal vez el secreto de los emprendedores, lo que los lleva a trabajar muy apegados a la realidad.

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